Lecturas del sábado, 16 de enero de 2021


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del sábado, 16 de enero de 2021

Primera lectura del sábado, 16 de enero de 2021

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-16

Hermanos: La Palabra de Dios es viva y eficaz,
más tajante que espada de doble filo,
penetrante hasta el punto donde se dividen
alma y espíritu,
coyunturas y tuétanos.
Juzga los deseos e intenciones del corazón.
Nada se oculta;
todo está patente y descubierto a los ojos de Aquél
a quien hemos de rendir cuentas.
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que
ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades,
sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el
pecado.
Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.

Salmo responsorial del sábado, 16 de enero de 2021

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 15

V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
V. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;el precepto del Señor es
fiel e instruye a1 ignorante. R.
V. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;la norma del Señor es
límpida y da luz a los ojos. R.
V. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;los mandatos del Señor
son verdaderos y enteramente justos. R.
V. Que te agraden las palabras de mi boca y llegue a tu presencia el meditar de
mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. R.

Evangelio del sábado, 16 de enero de 2021

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago;la gente acudía a él y les
enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
Sígueme.
Se levantó y lo siguió.
Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de
recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala
fama, les dijeron a los discípulos: ¡De modo que come con recaudadores y
pecadores! Jesús lo oyó y les dijo: No necesitan médico los sanos, sino los
enfermos.
No he venido a llamar justos, sino pecadores.