Lecturas del viernes, 06 de noviembre de 2020


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del viernes, 06 de noviembre de 2020

Primera lectura del viernes, 06 de noviembre de 2020

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 17-4, 1

Hermanos: Seguid mi ejemplo y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis
en mí.
Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay
muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la
perdición;su Dios, el vientre;su gloria, sus vergüenzas.
Sólo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros por el contrario somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un
Salvador: el Señor Jesucristo.
El transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición
gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos
así, en el Señor, queridos.

Salmo responsorial del viernes, 06 de noviembre de 2020

Salmo responsorial Sal 121, 1-2. 4-5

V. Llenos de alegría vanos a la casa del Señor.
R. Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.
V. Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor».
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a
celebrar el nombre del Señor.
En ella están los tribunales de justicia en el palacio de David. R.

Evangelio del viernes, 06 de noviembre de 2020

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador
y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance
de tu gestión, porque quedas despedido.
El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo
me quita el empleo ? Para cavar no tengo fuerzas;mendigar, me da vergüenza.
Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración,
encuentre quien me reciba en su casa.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes
a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite.
El le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta».
Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes?;El contestó: Cien fanegas de trigo.
Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta».
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de
la luz.