Lecturas del sábado, 31 de octubre de 2020


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del sábado, 31 de octubre de 2020

Primera lectura del sábado, 31 de octubre de 2020

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 1, 18b-26

Hermanos: Con tal de que se anuncie a Cristo, yo me alegro;y me seguiré
alegrando, porque sé que esto será para mi bien, gracias a vuestras oraciones y al
espíritu de Cristo que me socorre.
Lo espero con impaciencia, porque en ningún caso saldré derrotado;al contrario,
ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por
mi muerte.
Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir.
Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
Me encuentro en esta alternativa: por un lado deseo partir para estar con Cristo, que
es con mucho lo mejor;pero por otro, quedarme en esta vida, veo que es más
necesario para vosotros.
Convencido de esto, siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para que
avancéis alegres en la fe, de modo que el orgullo cristiano que sentís por mí
rebose cuando me encuentre de nuevo entre vosotros.

Salmo responsorial del sábado, 31 de octubre de 2020

Salmo responsorial Sal 41, 2. 3. 5bcd

V. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
V. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.
V. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de
Dios? . R.
V. Recuerdo cómo marchaba a la cabeza del grupo hacia la casa de Dios, entre
cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. R.

Evangelio del sábado, 31 de octubre de 2020

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-11

En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos
para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este
ejemplo: Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no
sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú;y vendrá el que os
convidó a ti y al otro, y te dirá: Cédele el puesto a éste.
Entonces, avergonzado, iras a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando
venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado;y el que se humilla será enaltecido.