Lecturas del domingo, 27 de septiembre de 2020


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del domingo, 27 de septiembre de 2020

Primera lectura del domingo, 27 de septiembre de 2020

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 26-31

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas;todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, Justicia, santificación y redención. Y así -como dice la Escritura- «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»

Salmo responsorial del domingo, 27 de septiembre de 2020

Salmo responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9 (R.: 1a)

R. Dichoso quien teme al Señor. (O bien: Aleluya.)
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será
poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo
jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo;no temerá las malas noticias. R.
Su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea
derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres;su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con
dignidad. R.

Segunda lectura del domingo, 27 de septiembre de 2020

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 1-11

Hermanos:
Si queréis darme el consuelo de Cristo
y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas
compasivas, dadme esta gran alegría:
manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.
No obréis por envidia ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad
siempre superiores a los demás.
No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.
Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús.
[El, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno
de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre», de
modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble —en el Cielo, en la Tierra, en el
Abismo— y toda lengua proclame: «¡Jesucristo es Señor!» para gloria de Dios Padre.

Evangelio del domingo, 27 de septiembre de 2020

Mt 9, 35-38

Notas