Lecturas del martes, 08 de octubre de 2019


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del martes, 08 de octubre de 2019

Primera lectura del martes, 08 de octubre de 2019

Lectura del Profeta Jonás 3, 1-10.

De nuevo vino la palabra del Señor sobre Jonás: Levántate y vete a Nínive, la gran
capital, y pregona allí el pregón que te diré.
Se levantó Jonás y fue a Nínive, como le había mandado el Señor.
(Nínive era una ciudad enorme, tres días hacían falta para atravesarla) Comenzó
Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día pregonando: Dentro de
cuarenta días Nínive será arrasada.
Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron de sayal,
grandes y pequeños.
Llegó la noticia al rey de Nínive: se levantó del trono, dejó el manto, se vistió de
sayal y se sentó en tierra, y mandó proclamar a Nínive en nombre suyo y del
gobierno: Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, no pasten
ni beban;vístanse de sayal hombres y animales;invoquen con ahinco a Dios,
conviértase cada cual de su mala vida y de las injusticias cometidas.
¡Quién sabe si Dios se arrepentirá y nos dará respiro, si aplacará el incendio de su
ira, y no pereceremos! Cuando vio Dios sus obras y cómo se convertían de su
mala vida, se compadeció y se arrepintió de la catástrofe con que había
amenazado a Nínive, y no la ejecutó.

Salmo responsorial del martes, 08 de octubre de 2019

Salmo responsorial Sal 129, 1-2. 3-4. 7bc-8

V. Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
R. Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? .
Desde lo hondo a ti grito, Señor;Señor, escucha mi voz;estén tus oídos
atentos a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti
procede el perdón, y así infundes respeto. R.
V. Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa: y él redimirá a
Israel de todos sus delitos. R.

Evangelio del martes, 08 de octubre de 2019

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42.

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en
su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba
su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio;hasta que se paró y dijo:
Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que
me eche una mano.
Pero el Señor le contestó: Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas:
sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.