Lecturas del viernes, 06 de septiembre de 2019


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del viernes, 06 de septiembre de 2019

Primera lectura del viernes, 06 de septiembre de 2019

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1, 15-20

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;porque por
medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e
invisibles.
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;todo fue creado por él y para él.
El es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
El es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en el quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Salmo responsorial del viernes, 06 de septiembre de 2019

Salmo responsorial Sal 99, 2. 3. 4. 5

V. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.
Aclama al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su
presencia con vítores. R.
V. Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, : R.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las
edades». R.

Evangelio del viernes, 06 de septiembre de 2019

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 5, 33-39

En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los letrados: Los discípulos de Juan
ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también;en cambio los tuyos, a
comer y a beber.
Jesús les contestó: ¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está
con ellos ? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.
Y añadió esta comparación: Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para
ponérsela a un manto viejo;porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al
viejo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque revientan los odres, se derrama, y
los odres se estropean.
A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: «Esta bueno el añejo».