Lecturas del miércoles, 18 de abril de 2018


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del miércoles, 18 de abril de 2018

Primera lectura del miércoles, 18 de abril de 2018

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 1b-8

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén;todos,
menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaria.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.
Saulo se ensañaba con la Iglesia;penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a
hombres y mujeres.
Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó
a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación
lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban
viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y
muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.

Salmo responsorial del miércoles, 18 de abril de 2018

Salmo responsorial Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a (R/.: 1)

R. Aclamad al Señor, tierra entera (o bien: Aleluya).
Aclamad al Señor, tierra entera;tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su
gloria Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras!» R.
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu
nombre. Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los
hombres. R.
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna enteramente. R.

Evangelio del miércoles, 18 de abril de 2018

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí
nunca pasará sed;pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mi, y al que venga a mí no lo echaré afuera,
porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
ha enviado.
Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio,
sino que lo resucite en el último día.
Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día.»