Lecturas del jueves, 02 de julio de 2020


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del jueves, 02 de julio de 2020

Primera lectura del jueves, 02 de julio de 2020

Lectura del Profeta Amós 7, 10-17

En aquellos días, Amasías, sacerdote de «Casa-de-Dios» , envió un mensaje a
Jeroboam, rey de Israel: Amós conjura contra ti en medio de Israel;la tierra ya no
puede soportar sus palabras.
Porque así predica Amós: «Morirá a espada Jeroboam. Israel saldrá de su país al
destierro»
Dijo Amasías a Amós: Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá: come allí tu pan, y
profetiza allí.
No vuelvas a profetizar en «Casa-de-Dios» , porque es el santuario real, el templo
del país.
Respondió Amós: No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de
higos.
El Señor me sacó de junto al rebaño, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo de Israel.
Y ahora escucha la palabra del Señor: Tú dices: No profetices contra la casa de
Israel, no prediques contra la casa de Isaac.
Pues bien, así dice el Señor: Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos e hijas
caerán a espada;tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana,
Israel saldrá de su país al destierro.

Salmo responsorial del jueves, 02 de julio de 2020

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11

V. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
V. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;el precepto del Señor es
fiel e instruye al ignorante. R.
V. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;la norma del Señor es
límpida y da luz a los ojos. R.
V. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;los mandamientos del
Señor son verdaderos y enteramente justos. R.
V. Más preciosos que el oro, más que el oro fino;más dulces que la miel de un
panal que desti1a. R.

Evangelio del jueves, 02 de julio de 2020

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 1-8

En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad.
Le presentaron un paralítico, acostado en una camil1a.
Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: ¡Animo, hijo! , tus pecados están
perdonados.
Algunos de los letrados se dijeron: Este blasfema.
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: ¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil
decir: «tus pecados están perdonados» , o decir «levántate y anda» ? Pues para
que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar
pecados dijo dirigiéndose al paralítico: Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu
casa.
Se puso en pie, y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, queda a los hombres tal
potestad.