Lecturas del martes, 06 de noviembre de 2018


Aquí podrás encontrar el Evangelio, el Salmo responsorial y las Lecturas del martes, 06 de noviembre de 2018

Primera lectura del martes, 06 de noviembre de 2018

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 2, 5-11

Hermanos: Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo
Jesús.
El, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;al
contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por
uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la
muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre sobre todo nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el Cielo, en la Tierra, en
el Abismo, y toda lengua proclame: « ¡Jesucristo es Señor! », para gloria de Dios
Padre.

Salmo responsorial del martes, 06 de noviembre de 2018

Salmo responsorial Sal 21, 26b-27. 28-30a. 31-32

V. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
R. El Señor es mi alabanza en la gran asamblea.
V. Cumpliré mis votos delante de tus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que le buscan: viva su
corazón por siempre. R.
Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe;en su
presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Porque del Señor es el reino, él gobierna a los pueblos;ante él se postrarán las
cenizas de la tumba. R.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá;hablarán del Señor a la
generación futura, contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: todo lo que
hizo el Señor. R.

Evangelio del martes, 06 de noviembre de 2018

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: ¡Dichoso el que coma en el
banquete del reino de Dios! Jesús le contestó: Un hombre daba un gran banquete
y convidó a mucha gente;a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los
convidados: Venid, que ya está preparado.
Pero ellos se excusaron uno tras otro.
El primero le dijo: He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por
favor.
Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por
favor.
Otro dijo: Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir.
El criado volvió a contárselo al amo.
Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: Sal corriendo a las plazas y
calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos.
El criado dijo: Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio.
Entonces el amo dijo: Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y
se me llene la casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi
banquete.